“Mis
oídos escuchan los que otros no pueden…cosas pequeñas y distantes que la gente
normalmente no ve son visibles para mí. Estos sentidos son el fruto de toda una
vida de añorar. De añorar ser rescatada. Ser completada. Como una falda
necesita al viento para hincharse. No estoy hecha de cosas que me pertenecen
sólo a mí. Uso el cinturón de mi padre alrededor de la blusa de mi madre y
zapatos que son de mi tío. Esta soy yo. Al igual que una flor no elige su
color, no somos responsables de aquello en lo que nos convertimos. Sólo cuando
te das cuenta de esto llegas a ser libre…”
Los que
amamos la literatura y a su aliado el cine, sabemos de algunos creadores que
van más allá de todo lo “convencionalmente establecido”…y es que precisamente
de eso se trata hacer una verdadera obra de arte, de empujar ese límite etéreo
entre lo ya dicho y lo aún por decir y hacerlo de manera tal que tenga la
fuerza de convertirse en una memoria, en un recuerdo susceptible de ser
detonado por cualquier elemento de la realidad visible ( o no) que nos deje de
rodillas ante la magnificencia de aquella pieza que nos ha conmovido.
Ahora,
es cierto que varias joyas de la literatura han sido “corroídas” en manos de cineastas que no encontraron la manera
de solventar su visión y tal vez podría ser esto la base de la “aparente
contienda” entre ambos; pero también es real e innegable la presencia de un
grupo de geniales creadores que viven en ese” más allá” en dónde,
personalmente, me gusta pensar que habitan
los genios.
Hacer
arte es hacer poesía.
Porque...
¿Qué es poesía sino la más pura expresión de todas las artes?
La
belleza que apela a la más fina y exquisita exaltación de los sentidos…es ese
encuentro con la vida “lírica” siempre latente en el corazón de un artista; y
basta con sentarse frente a una escena plagada de la más refinada simbología
onírica para asistir a ese encuentro.
Park
Chan- Wook es un director surcoreano alabado entre los círculos de culto como
uno de esos poetas visuales que aún
defienden su autonomía artística a capa y espada.
Este
año se estrenó su primera película en suelo americano: Stoker (Lazos perversos)
Personalmente,
no sólo la esperaba por ser gran admiradora de Wook, sino que me seducía la
idea de pensar en semejante poeta recitando en un idioma que en muchos casos
resulta incomprensible para el cine actual.
Exquisitamente
perturbaba. Así me sentí al terminar de
verla. Es más…descubrí que sí se puede experimentar ese estado.
Y es
que la obra del genial director está orientada a eso, a desafiar las fronteras
de la mente; nada más y nada menos y
para hacerlo ha recurrido a un
formato cargado de una belleza sin precedentes.
Cada escena es una pieza maestra en sí misma;
un viaje hacia un “retorcido” mundo
idílico en dónde nos encontramos cara a cara con la inocencia, la pureza y la virginidad de una joven solitaria y
enigmática llamada India ( interpretada por la bellísima Mia Wasakowska;
aquella niña que Tim Burton convirtiera en Alicia en su país de las maravillas)
que acaba de perder a su padre en un accidente automovilístico y que verá
irrumpir en su vida y en la de su madre ( una siempre excelsa Nicole Kidman) ,
a un siniestro personaje que se presenta como su tío Charlie el cual,
súbitamente, le hará hacer contacto con
los más oscuros paisajes de su personalidad.-
“oscuros paisajes” que han de anticipar el fin
del mundo conocido. El derrumbe de la niñez. La muerte y el resurgir.
Emulando
en pequeños magistrales fragmentos al vampiro de Bram Stoker ( de allí precisamente
el doble sentido del título) Park Chan -
Wook va a llevarnos de la mano a ser testigos de una trasmutación casi sagrada:
en el interior de la extraña adolescente
dormita una bestia que ansia despertar, y como una mariposa emergiendo de su crisálida,
la veremos pasar de la niñez a la madurez
en los brazos de una imagen que – a mi entender- pasará a formar parte
de las escenas más inquietantemente eróticas que he visto en mi vida.
Veremos
como la
“nínfula” de agudísima percepción sensorial hallará el sendero que la
conducirá a su verdadera naturaleza.
Y es
tan radical la pureza de esa migración, que absortos ante la crudeza de ese
iniciático pasaje en el cuento gótico de Wook, será imposible no llegar a las
fronteras de un universo estético lleno
de ideas visuales fascinantes y apabullantes a la vez, a la musicalidad de un viaje por el insondable
cosmos de los símbolos; a una poesía del más refinado talante que no todos son
o han sido capaces de dar a luz y seremos devorados por todo ese conjunto que
aunque transpira perversa oscuridad se
vuelve luz al final al hacer contacto
con nuestras retinas.
Lamentablemente,
como toda obra de culto- y no porque “de culto” sea sinónimo de hermetismo- la
realización del brillante director oriental no ha desbordado; como nos tienen
acostumbrados las epopeyicas superproducciones del cine convencional, las salas
cinematográficas del mundo y es una pena, una verdadera pena que de a poco, los
espectros del consumismo vayan minando desde adentro nuestra capacidad de
reconocer y celebrar la franca esencia del arte.
…Ojala los artistas del mundo no dejen jamás de
crear belleza; es una súplica más que un deseo, al fin y al cabo como dijo el
maestro Dostoievski: “es la belleza la que salvará al mundo”.
Stoker, película completa: http://unsoloclic.info/2013/06/stoker-2013-hd720p/
Fotografía de Karol Bak
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